Maria empieza por mar

Maria se sentia cansada. Cansada de luchar cada día por su matrimonio, por su trabajo, por sus hijos, y ahora también, la enfermedad de su madre. Ya no podía más. Quería morir. No. Quería vivir, pero vivir una vida nueva. Sola. Sin nadie a su alrededor. Quería desaparecer. Ir a algún lugar donde no le conocieran. Empezar una nueva vida pensando solo en ella.

Cuando llegó a casa, se llenó la bañera de agua caliente. Se desnudó y se metió a disfrutar de los únicos quince minutos que tenía de soledad.

El agua estaba tan, tan caliente, que se desintegró. Se disolvió como una aspirina esferbescente.

Cuando vino su marido a casa, la buscó. Vió que la bañera estaba llena.

-¡Idiota! Es tan guarra que no es capaz de vaciar la bañera.

Y quitó el tapón. Y María se escurrió por la tubería. Y después de dos días de viaje por las entrañas de la tierra fué a parar al mar.

Y fué feliz.